Escrito Por: Edwin Magaña
Cabe desmitificar también el argumento de apelación a las mujeres que sufrieron una violación, ya que, por iniciar, prefieren politizar desgracias y llevar consecuencias de un estado fallido al lenguaje emotivo, sin embargo, además de que lo requerido es mejorar y fortalecer el poder judicial, dichos casos sólo representan el 1,9 % de las razones para abortar según estadísticas del Centro de Ayuda para la Mujer del año 2000 (que es una cifra bien estudiada y analizada)7. También resaltar que, además de dicho emotivismo, el utilitarismo moral sale a flote hoy más que nunca, pues toda acción es valorada según el “beneficio” que trae consigo, provocando tal cuestión la a posteriori deshumanización:
“La batalla no se juega, pues, en el campo de lo apodíctico, de la realidad ontológica del ser, sino más bien en el sustrato de lo fortuito, de lo circunstancial, de lo emocional: “me tomaba mal los anticonceptivos orales y el embarazo fue inesperado en una relación difícil, de peleas, celos…no vivíamos juntos”; “Ya tenía un hijo muy pequeño y me sentía sobrepasada (…) mi marido no se enteró (…)”. Subyacen, de este modo, fundamentos utilitaristas en el discurso, éticas que apuestan por una arbitraria asignación del estatus moral del ser humano, cosmovisiones desde las que se da prelación al derecho a la intimidad de la madre sobre el derecho a la vida de un embrión que al carecer de autoconciencia muchas veces no es considerado persona. Coordenadas ideológicas desde las que lo accesorio cobra fuerza frente a lo sustancial, convirtiéndose aspectos como las dificultades económicas, la inestabilidad de la pareja o la conflictividad social en asideros que auto justifican la decisión de abortar”8.
Tales falsas analogías no solo son erradas -sobre las condiciones económicas y sociales, puesto que no ofrecen una alternativa para el mejoramiento real y estructural de tales cuestiones, como el mejorar las condiciones laborales para mamás, y apoyos para las mismas- sino que crecen de lo fundamental que, aunque fuese cierto tal análisis, no demuestran que el ser humano en gestación es humano, así que, si ese hecho sigue intacto de nada sirven sus sofismas, ninguno de ellos modifica su sustancia y la esencia propiamente dichas de su existencia.
1 González de Chávez Fernández María Asunción, “El aborto: un abordaje bio-psico-social”, p. 1.
2 Ibidem, p. 2.
3 Rincón Prada Dora Elizabeth, Rojas Herrera Diana Marcela, Vargas Pineda Plinio, Ramírez Cárdenas
Jorge Arley, “El aborto en adolescentes, factores de riesgo y consecuencias: revisión de literatura”, Salud
Aredina, Bogotá, Colombia, p. 67.
4 MacIntyre Alasdair, “Tras la Virtud”, Primera Edición, University of Notre Dame Press, Notre Dame,
Indiana, Cap. III, pp. 63 y 64.
5 Montero y López Lena María, Sánchez Sosa Juan José, “La Soledad como Fenómeno Psicológico: un Análisis Conceptual”, Salud Mental, Vol. 24, 2001, p. 20.
6 Descifr3mo5, p. 38, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/280081/descifremos15-2.pdf.
7 Infanzón Martha, “La Mujer y los Efectos Psicológicos y Sociales del Aborto”, p. 216.
8 Hernández Garre José Manuel, Aznar Mula Isabel María, Echeverría Pérez Paloma, “Hablan las madres.
La parte menos contada del aborto voluntario”, Cuadernos de Bioética XXVIII 2017/1ª, p. 60.