Estamos viviendo tiempos bastante complicados, como apuntaría Marx, pareciera que todo lo que antes era sólido, se ha vuelto líquido, instituciones como la familia y el matrimonio se ven cada vez más diluidas y fragmentadas e incluso la misma Iglesia, aquella que ostenta el título de cuerpo de Cristo, pareciera que se ha visto superada ante su gran cantidad de adversarios. Hoy en día los cristianos de este siglo XXI no solo son más prósperos que aquellos que contemplaron la formación de la Iglesia en aquel convulso siglo I, sino que en la medida que ha crecido su comodidad, ha decaído su compromiso para con Dios y con su prójimo, por lo que este adormecimiento ha dado como resultado una Iglesia débil espiritualmente, más preocupada por estar a la moda y ser políticamente correcta, lo cual ha provocado que en lugar de que la Iglesia discipule al mundo, este último se ha encargado de adormecerla y tenerla lo suficientemente entretenida y neutralizada, para dar rienda suelta a un proyecto conocido como Agenda Globalista.
Los objetivos de esta agenda son bastante claros: lograr la unificación del mundo mediante una sola moneda, gobierno, religión y cultura, por lo que sus enemigos naturales son: el estado-nación, el concepto judeocristiano de familia y la misma Iglesia, siendo este último el más importante, ya que una vez que la Iglesia deja de cumplir su labor, el resto de instituciones caerán por su propio peso, puesto que carecerán de una base sólida que le dé sentido a su existencia, por lo que ante este panorama me he propuesto presentar algunos de los que a mi parecer son los principales retos que como cristianos hemos de superar:
- La ideología de género
- El feminismo
- La teología queer
- La familia
- La relación con el estado
- El transhumanismo
- La santidad
- El significado de ser la Iglesia
Cristo prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra la Iglesia, creemos en esta promesa, más debemos recordar que nunca se dijo que esta Iglesia sería numerosa o que estaría bien posicionada económica o políticamente. La historia nos ha enseñado que la Iglesia siempre ha sobrevivido a pesar de las diversas crisis que se le han presentado, pero siempre ha pagado un precio, siendo en ocasiones uno bastante elevado, así que les invito a reflexionar sobre nuestro papel en todo este mosaico de conflictos que como Iglesia nos tocara enfrentar. Al mismo tiempo que señalo, que las crisis y derrotas que vive tanto la iglesia como occidente, se deben no a la fortaleza de sus enemigos, sino a la debilidad de sus miembros.
Él es quien cambia los tiempos y las edades; quita reyes y pone reyes; da sabiduría a los sabios, y conocimiento a los entendidos, Daniel 2:2.
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