Por qué no usar la palabra “ideología”

Por Abraham Garza Alemán

La palabra ideología nació en la época de Napoleón, por el intelectual Destutt de Tracy, que por cierto tenía su guarida en la orilla izquierda del río Sena, guarida de diversos nefastos de la izquierda como el liberador de Kampuchea, Pol Pot.

Tracy y sus discípulos pretendían fomentar una ambiciosa reforma educativa, que supuestamente se basaba en una supuesta ciencia de las ideas, que bebía de la psicología de Condillac y muy pero muy remotamente por Locke.

Porque debemos resaltar que su corriente de pensamiento era la de rechazar todo elemento de la religión y la metafísica, ya que crea que podía descubrir un sistema de leyes naturales que podría garantizar los fundamentos de la armonía y del orden, es decir el bienestar universal, siempre haciendo énfasis en el interés propio, la productividad económica y la libertad personal.

Así que dicha corriente sería un hijo tardío de la ya agonizante ilustración, ya que estos ideólogos daban por sentado que el conocimiento sistemático derivado de las sensaciones permitiría el perfeccionamiento de la sociedad, mediante la adopción de métodos éticos educativos y una dirección política bien estructurada.

Napoleón vio que tales ideas eran un error, ya que las hizo a un lado, entendiendo que el mundo no se gobierna con ideas abstractas, sino con la imaginación. Incluso John Adams, llamó dicho término ideología, como “la ciencia de la idiocia”. Pero lamentablemente esto no terminó ahí, sino que durante todo el siglo XIX seguirán apareciendo nuevos ideólogos, que por lo general tenían un gran desprecio por cualquier elemento religioso, la tradición, las costumbres, las convenciones, las normas y las antiguas constituciones.

Todo esto prepararía el terreno para la llegada de Karl Marx y su escuela materialista, ya que para Marx las ideas solo eran manifestaciones de los intereses de las clases sociales, a su vez relacionados con la producción económica. Por lo tanto, la ideología que pretendía ser una ciencia de las ideas no pasaba de ser una sistemática defensa de las pretensiones clasistas.

Porque recordemos que Marx era materialista, así como más adelante Lenin, Plejanov y otros discípulos marxistas, llegaron a la conclusión que lo único realmente importante eran las condiciones materiales y que dicho elemento material era quien definía las ideas de cada persona, es por eso por lo que Marx despreciaba la cultura, la política, las leyes, etc. Ya que él solo concebía el cambio de la mano de una revolución armada. No sería hasta la llegada de Gramsci y de la escuela de Frankfurt, que por cierto es la heredera de buena parte de las ideas del partido nacional socialista (nazi), que el marxismo empezaría a voltear hacia el espacio cultural.

Así como lo expresó Russel Kirk, “Para un marxista consecuente, las ideas por sí solas carecen de valor; son dignas de interés solo si se convierten en medios para alcanzar la igualdad de condiciones y satisfacción económica. Mientras desacredita las ideologías de las otras sectas, el marxista, con artera paciencia, se dedica a erigir su propia ideología”

Es por eso que el supuesto materialismo histórico, a pesar de ser en sus inicios un crítico de la ideología, terminó por convertirse en una más, así como el nazismo, feminismo, anarquismo, social democracia, sindicalismo, etc.

Ya que entendemos como ideología, a aquella corriente que afirma que con ideas se pueden cambiar las cosas, y lamentablemente quienes siguen esta corriente, terminan con convencerse a sí mismos que ellos tienen la solución a cualquier problema y que sus ideas son tan buenas, tan nobles, tan perfectas, que terminan cayendo en aquel viejo ideal maquiavélico de que el fin justifica los medios. Es por eso que todo proyecto utópico termina en baño de sangre, ya que ellos terminan creyendo que tienen la autoridad para cometer cualquier atropello, ya que al final como sus ideas son las correctas, valdrá la pena el sacrificio.

Es por eso que el conservadurismo NO es una ideología, el conservadurismo es el antídoto contra las ideologías, ya que el conservador no niega la metafísica, entiende que a través de los sentidos no puede llegar a la verdad absoluta, entiende que la naturaleza humana es mucho más compleja y que cualquier idea puede estar sesgada por múltiples elementos, ya que el conservador entiende el valor de la sana diversidad de proyectos de vida y cree en un orden moral perdurable.

Es por eso que los ideólogos terminan cambiando al Dios judeocristiano, por el dios Progreso, en el cual todo aquello que sea nuevo y diferente, por el simple hecho de ser nuevo ya lo volvería bueno, además que todos ellos terminan creyendo que podrán crear una sociedad perfecta desde arriba, ven al ser humano como una masa que puede ser modelada por ingenieros sociales y que pueden tratarnos como animales bien entrenados.

Es por eso que no me identifico como un seguidor de una ideología, me siento identificado más con el término de conservador, ya que soy consciente que nunca podré poseer la verdad absoluta sino que a lo mucho puedo aspirar a ser un seguidor de la misma, no debe existir una ideología de derecha, sino reconocer que hay una metafísica sin negar las condiciones materiales relacionadas a nuestra sociedad, y que nunca podremos conseguir un gobierno o sociedad perfectos, sino aplicar un sano empirismo, a la vez que reconocemos las debilidades y fortalezas de la naturaleza humana.

Es por eso que Kenneth Minogue utiliza el término ideología como: “Para designar cualquier doctrina que expone la verdad oculta y salvífica del mundo en forma de análisis social. Un rasgo que comparten todas estas doctrinas es la incorporación de una teoría general de los errores cometidos por todos los demás”

Es por eso que cualquier ideología termina en un mesianismo político, ya que el ideólogo promete la salvación en este mundo, porque afirma que no existe ningún otro ámbito del ser, por lo que Kirk enumera algunas desviaciones de la misma.

1. La ideología abraza el fanatismo que en ocasiones ha lastrado la fe religiosa y aplica intereses seculares en la intolerancia de sus creencias.

2. El ideólogo es incapaz de aceptar la más mínima desviación de la Verdad Absoluta que conlleva su revelación secular. Su estrechez de miras conduce al enfrentamiento civil, a la extirpación de los reaccionarios y la destrucción de instituciones sociales cuyo funcionamiento es beneficioso.

3. Compiten entre sí por demostrar una supuesta fidelidad a sus Verdades Absolutas; ello los conduce tarde o temprano a denunciar a los desviacionistas o renegados de la ortodoxia del partido. Esto lo podemos ver en los enfrentamientos entre feministas o incluso en las crisis entre trotskistas y estalinistas.

Es por eso que la ideología, termina siendo un funesto simulacro de religión y filosofía, para consolar a quienes han perdido o nunca tuvieron una auténtica fe, así como a los que carecen de la suficiente inteligencia para comprender la verdadera filosofía.

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