Por Abraham Garza Alemán
6. Los conservadores no pueden excederse, dado su apego al principio de la imperfección
El conservador entiende que la naturaleza humana es demasiado compleja y como tal presenta graves deficiencias, el hombre es un ser imperfecto y porque lo es, la creación de un orden social perfecto es imposible, además la historia nos demuestra que dicho experimento solo ha acarreado ríos de sangre, tal como la revolución francesa, las comunas jesuitas en el sur de américa o las revoluciones comunistas, todos estos experimentos solo han resultado en tragedia, es por eso que la humanidad siempre tenderá a rebelarse contra el yugo de la utopía.
El conservador advierte que aspirar a la utopía es dirigirse hacia el desastre, siendo la utopía más reciente el tema del transhumanismo que ya abordaremos más adelante, por lo tanto el ser humano jamás alcanzará la perfección, a lo sumo podemos vivir en sociedades organizadas, justas y libres pero el mal y el sufrimiento siempre seguirán vigentes, por lo que todo experimento de traer el cielo a la tierra, solo terminará en infierno, siendo el siglo XX el mejor ejemplo que tenemos.
7. Los conservadores están convencidos de que la libertad y la propiedad están relacionadas
Solo es necesario separar la propiedad de su posesión privada para que el estado convertido en este Leviatán se apodere de todo. No puede existir una gran civilización sin la propiedad privada. Cuanto más generalizada la posesión de la propiedad privada, más estable y productiva es la comunidad, ya que aquello que favorece a la sociedad es que las personas y las familias puedan dotarse de una sólida base económica.
Así como diría Sir Henry Maine, en la comuna aldeana, “nadie puede arrogarse el derecho de asaltar la propiedad individual y al mismo tiempo declarar que valora la civilización. La historia de la una no puede desligarse de la otra” esto es debido a que la propiedad privada es la base para se pueda enseñar a los hombres el sentido de la responsabilidad. La capacidad para conservar el fruto del trabajo, de verlo consolidarse y en su momento que sirva de legado a los descendientes y escalar en la escalera social, son beneficios más que obvios, es por eso que son valorados por el conservador.
8. Los conservadores apoyan las comunidades voluntariamente consentidas, en la misma medida en que se oponen al colectivismo involuntario
El americano tradicionalmente ha sido un defensor de los derechos privados, también lo es que constituyen un pueblo notable por su feliz espíritu comunitario. Es decir que para el conservador toda comunidad debe ser concebida de manera voluntaria, de tal manera que, en la democracia moderna, todo aquello que es beneficioso y prudente, existe por medio de la libre voluntad cooperativa.
De tal manera que cuando las funciones de la comunidad, en nombre de una democracia abstracta, son transferidas a una dirección política lejana, lo que sucede es que el verdadero gobierno por consentimiento de los gobernados desaparece para dejar paso a procesos de estandarización enemigos de la libertad. Ya que la nación nunca es más firme que las numerosas pequeñas comunidades que la componen.
9. Los conservadores entienden que es necesario poner prudente freno al poder y las pasiones humanas
En términos prácticos y políticos, debemos reconocer que el poder es la aptitud para hacer lo que apetezca, sin que importe la voluntad del prójimo, ahí donde hay poder siempre habrá un peligro y debemos reproducir las sabias palabras de Lord Acton “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”, ya que un estado que es gobernado por un individuo o un pequeño grupo es capaz de dominar sin freno la voluntad del prójimo es un despotismo, cosa que Europa experimentó bastante durante siglos de opresión por parte de monarcas sediciosos y pendencieros que solo vieron en sus súbditos meros objetos para satisfacer sus deseos.
El conservador se esfuerza en limitar y contrapesar el poder político de modo que ni la anarquía ni la tiranía puedan acampar a sus anchas. Aunque la historia ha demostrado que siempre existirá un grupo de hombres seducidos por la idea de destruir las limitaciones impuestas al poder, en aras de algún imaginario beneficio momentáneo.
Ya que un conservador, conocedor de la naturaleza humana y sabiendo que es una mezcla del bien y el mal, un conservador no deposita su confianza en la simple benevolencia, ya que un gobierno justo es el que mantiene una sana tensión entre las demandas de la autoridad y de la libertad.
10. Los conservadores inteligentes comprenden que una sociedad vigorosa requiere el reconocimiento y conciliación entre lo permanente y lo mutable.
El conservador no repudia el cambio, sino que es consciente que el Progreso con “P” mayúscula no es un Dios, ya que cuando la sociedad progresa en algún terreno, por lo general decae en algún otro. Los conservadores sabemos que la sociedad está sometida a la influencia de dos fuerzas, que Samuel Taylor Coleridge llamó “Permanencia y Progresión”, la permanencia siendo el fruto de los intereses y convicciones constantes que le confieren estabilidad y continuidad, ya que sin permanencia las aguas del gran caos se desbordan y la sociedad se desliza hacia la anarquía.
Por otro lado, la progresión de las sociedades deriva del espíritu y el conjunto de las mentes que preconizan prudencia en las reformas y mejoras. En ausencia de progresión, los pueblos se estancan.
Es por eso que el conservador juicioso se esfuerza en conciliar las aspiraciones derivadas de la permanencia y las que se originan en la progresión, ya que los progresistas radicales están ciegos ante las justas aspiraciones de la permanencia, en su empeño de arrastrarnos hacia un dudoso paraíso terrenal, haciendo peligrar la herencia que nos ha sido legada, ante lo que el conservador propugna un progreso razonado y temperado, ya que nos oponemos al culto del progreso, ese culto nocivo que profesa que todo lo nuevo está por encima de lo antiguo.
El conservador entiende la sociedad como un cuerpo humano, de tal manera que el cambio es bueno, así como un cuerpo que ha dejado de renovarse comienza a morir. Pero para que el cuerpo sea vigoroso, los cambios deben producirse de manera gradual, buscando armonía, ese orden que todo conservador entiende y valora, ya que de no ser así, los cambios propician crecimientos monstruosos, cánceres que acaban devorando a su huésped.