Por Abraham Garza Alemán
Democracia, una palabra que evoca todo tipo de sentimientos, desde aquellos que relacionan dicha palabra con las invasiones “humanitarias” en los países de oriente y África, pasando por aquellos que recuerdan que tanto la elección de Hitler y Mussolini fue “democrática” hasta aquellos anhelan un régimen totalitario porque la democracia es la tiranía de las mayorías.
Lo cierto es que esta palabra derivada del griego Deimos y Kratos, a pesar de sus diversas connotaciones, a nivel mundial esta idea ha echado raíces hasta tal grado que muchas dictaduras ansían venderse como democracias, incluso todo los días una cantidad importante de políticos ineptos hacen gala de su democrática elección.
Incluso en el terreno de las ideas, la idea de la democracia es generalmente aceptada y son pocos los autores que se atreven a cuestionar este sistema de gobierno, al menos frontalmente, ya que malamente se ha difundido la idea que una vez alcanzada la democracia, el retroceso es imposible y que la democracia seria irreversible e indiscutible, cuando el problema es que en muchas ocasiones, regímenes totalitarios han llegado por vías democráticas y una vez consolidado el poder implantan un régimen totalitario, como fue el caso de la Alemania nazi, la Italia fascista o incluso la Venezuela de hoy en día.
Tal caso es este es un fenómeno que se puede apreciar desde los tiempos de la Grecia clásica, ya que desde la primera democracia hasta la segunda, que fue la emanada de la declaración de independencia de los Estados Unidos, pasaron más de dos mil años. Ya que no podemos ver rastro de esto en el oriente y de hecho hay vicios de esta que perduran hasta nuestros días.
Así que podemos considerar a la democracia como una idea que recién llega a la historia, si contamos desde el año de la revolución americana en 1776, en comparación con los más de seis mil años que tenemos al menos una noción de la monarquía, todo esto debido a que esta idea está muy unida la cosmovisión tanto religiosa como cultural de cada nación, es por eso que en Hispanoamérica es tan difícil observar un funcionamiento eficiente tanto de este como otros sistemas de gobierno.
Solo basta observar la primera democracia ateniense que empezó en el siglo V A.C y que tuvo su culminación en el siglo IV A.C, ya que algunos de sus principales vicios fueron como lo describirían los siguientes pensadores griegos.
“Cuanto mayor es la muchedumbre, más ciego en su corazón”
Píndaro
“Aunque los que hablaban eran los más hábiles, los que decidían eran los ignorantes”
Plutarco
Además de Jenofonte que era un seudónimo, en donde afirmó que al final quien tenía un poder decisorio no eran los mejores y más instruidos, sino los más estúpidos e ignorantes, por lo que esa ignorancia del pueblo era bastante fácil de utilizar por políticos que solo tenían como objetivo acumular riqueza y poder.
Un segundo elemento va ligado a que un pueblo ignorante, es sumamente fácil manipularlo, ya que la masa es muy dada a llevarse por sus deseos y bajas pasiones, por lo que aunque en el pueblo hubiera personas sensatas e instruidas, ya estando dentro de la masa se dejarían llevar muy fácilmente por sus pasiones al ser absorbidos por la masa, así que como expresó Aristófanes, que con un pueblo ignorante y dado a dejarse llevar por sus pasiones y aunado a la malicia de los políticos, se podrá obtener lo que se desee, solo es cuestión de vigilar y aprovechar las oportunidades.
Para esto es sumamente necesario para el político, convertirse en un adulador y emitir promesas atractivas y bien elaboradas, lo que a la larga terminaría por limitar las libertades, ya que si sumamos ignorancia, pasiones, malicia y demagogia, cualquier que trate de decirle la verdad al pueblo, este último no podría soportarlo y terminarían exiliándolo o asesinándolo.
Tal como pasó con los opositores de Hitler y Lenin, ya que, una vez tomado el poder, estos dos desgraciados lo primero que hicieron fue ejecutar a todo aquel cercano que pudiera decir alguna verdad, como bien lo diría Voltaire:
“Es más fácil engañar a un pueblo, que mostrarle que ha sido engañado”
Todo esto a la vez deriva en que se deja de lado por completo la idea de “proyecto de nación”, para dar paso a una demagogia que solo busca hacerse de dinero y poder, viviendo solo para las próximas elecciones, cosa que vivimos en México desde hace mucho. A la vez que la ciudadanía deja de pensar a futuro ya que solo quiere más demagogia, halagos y falsas promesas.
Como también diría Eurípides respecto a los políticos:
“Lo ensalzan, lo adulan y lo arrastran de todas las maneras, en interés propio. Hoy, causan las delicias del pueblo y mañana, su desgracia. Después, para ocultar su equivocación, calumnian continuamente, escapando así del castigo”
Además, esta lamentable realidad sería recogida por Aristófanes:
“Oh, pueblo, qué bello es tu gobierno. Todos te temen como a un tirano. Sin embargo, no resulta difícil llevarte a donde quieres. Te gusta que te adulen y que te engañen. Siempre estas escuchando a los charlatanes que están con la boca abierta y tu espíritu viaja lejos aún sin salir de casa”
Tal pareciera que nuestra Hispanoamérica experimenta la misma crisis que vivió la Atenas antigua, siendo la corrupción un factor común, ya que en su momento esta democracia limitó la libertad y estableció el gobierno de los más maliciosos e ineptos.
Esto no significa que defienda sistemas totalitarios o que piense que debemos callar la opinión de las personas, solo que estos vicios parecieran repetirse bajo ciertas cosmovisiones, mientras ciertos elementos democráticos han funcionado bajo ciertos sistemas, otros han fracasado estrepitosamente, siendo el factor diferenciador la cosmovisión de cada pueblo que ya iremos desarrollando después.