Por Abraham Garza Alemán
La primera ola del feminismo estuvo marcada por la preocupación de la igualdad ante la ley y el lugar de la mujer en la sociedad liberal clásica de occidente, vemos que por el contrario la segunda ola se gestó bajo un marco con bases marxistas y socialistas.
Uno de los elementos característicos de esta segunda ola tiene que ver con una nueva variable introducida en este problema, el asunto de los derechos reproductivos de la mujer, la pionera en este campo es la conocida Margaret Sanger, de quien ya hemos comentado anteriormente, esta mujer es la fundadora de Planned Parenthood e incluso llegó a dar conferencias para el Ku Klux Kan, pero todos sabemos que la idea de darles a las mujeres una vida digna y no traer niños a sufrir fue solo un cuento, sus objetivos siempre fueron eugenésicos, es decir controlar la natalidad con el fin de aplicar una especie de ingeniería social para eliminar a las poblaciones negras, niños discapacitados e hijos de pobres y de esta manera eliminar la pobreza y tener una sociedad más perfecta.
Es por eso que los nazis quedaron encantados con esta idea y la compraron, aunque no fueron los únicos, después de la segunda guerra mundial y el descubrimiento del holocausto, occidente trató de ocultar todo vínculo con las ideas eugenésicas.
Otro elemento a destacar es el llamado “Mayo Francés” o “Mayo del 68”, hay quienes sitúan el feminismo de segunda ola como un elemento bastante distintivo de este movimiento marxista ocurrido en Francia durante los 60’s, lo curioso es que el feminismo marxista como tal, termina marginado del resto de la historia del feminismo, además de recordarles que el marxismo al ser una corriente materialista, niega todo impacto de la cultura o elementos metafísicos para centrarse exclusivamente en los aspectos materiales que rodean el ser humano.
Es por eso que muchas de las criticas van enfocadas a la propiedad privada y vemos como el tema del aborto va acomodándose a esta agenda, al ver al ser humano como un simple objeto, carente de toda naturaleza o diferencia con los animales, despojado de su origen divino, ahora lo podemos considerar un objeto de cambio, por eso se sienta la idea de que el niño por nacer es propiedad de la madre o incluso un parasito que la priva de sus libertades, haciendo más que legitimo deshacerse de él.
Recordemos que no solo el “socialismo científico” atentaría contra la propiedad privada o la familia, sino que otros socialistas utópicos como Saint-Simón y Fourier también plantearon la desaparición del matrimonio como institución social e incluso se atacó a la propiedad privada.
Incluso el patrocinador o “suggar daddy” de Marx, Engels, una vez muerto Marx, procede a publicar el origen de la familia, la propiedad privada y el estado en 1884 donde expondría que la familia monogámica era solo un tipo de familia que se desarrolló gracias a la propiedad privada y cito:
“el estudio de la historia primitiva nos revela un estado de cosas en que los hombres practican la poligamia y sus mujeres la poliandria y en que, por consiguiente, los hijos de unos y otros se consideran comunes”
En pocas palabras, Engels sin ningún sustento antropológico o histórico concreto, diseño una idea de comunismo primitivo, con matrimonios por grupos e hijos colectivos, y que con el paso del tiempo el hombre obtuvo la primacía gracias a la acumulación de herramientas (propiedad privada), aquí es donde se sientan las bases para ir desarrollando la idea del patriarcado.
Es interesante ver dos cosas, primero que Engels publica este texto una vez que muere Marx, ya que no sabemos cómo habría reaccionado su “amante–colega”, a tales ideas. Otro punto es que como el marxismo presume de ser científico y dejar de lado todo lo metafísico o las ideas y defender la primacía de las condiciones materiales, Engels tiene que recurrir a falsear la historia para ignorar todo factor cultural, ya que debe basarse solo en las condiciones materiales.
No podemos pasar por alto a una matriarca de la degeneración, nada más y nada menos que Simone de Beauvoir, ya que fue por medio de sus obras que se allanó el camino para un feminismo cada vez más rancio y desapegado de la realidad, uno de sus textos, “la mujer destruida” que es una colección de pequeños cuentos publicado en 1967, o su famosísimo libro “el segundo sexo” publicado en 1949, de donde sale aquella despreciable frase “no se nace mujer, se llega a serlo”.
Aquí la idea que el género es algo inventado por la sociedad empieza a gestarse, ya que para Simone de Beauvoir, ser hombre o mujer no está ligado al sexo biológico, buscando además destruir los roles tradicionales de cada género e ir preparando el camino para la famosa “deconstrucción”.