Por Ricardo R. Olivares
No es una pregunta sencilla de responder, veo el mundo y veo incertidumbre, nos dirigimos hacia una cuarta revolución industrial, el gran problema del derecho del trabajo en este país es que ni los juristas, ni los legisladores, ni los agentes del ciclo productivo han logrado entender y vislumbrar que las cosas son diferentes a las de 1917, año en que surgió nuestra constitución vigente y el paradigma que hoy tenemos respecto a las relaciones laborales.
La óptica que tenemos de la relación de trabajo debe cambiar, las reglas del mercado son distintas, la globalización y la competencia internacional sacan a relucir lo atrasados que estamos en la materia, mientras las empresas globales ven al trabajador como un recurso estratégico y necesario para la generación de riqueza y crecimiento corporativo, la legislación mexicana y los actores políticos locales insisten con terquedad en seguirle atribuyendo al factor trabajo una naturaleza “social”. Bajo este paradigma se entiende a este tipo de relaciones no como una simbiosis para la generación de prosperidad sino como un necesario ciclo de continua explotación, un “mal necesario”.
Para poder dar una opinión respecto a lo que vendrá debo comentar aunque sea de forma superficial lo que tenemos hoy y de donde viene, desgraciadamente la doctrina en materia de derecho laboral siempre me ha parecido monótona y hasta me atrevería a decir que parece “traer línea”, son mínimos los doctrinarios que tienen el valor de aportar visiones diferentes al sistema de trabajo en México, que no victimicen a los sectores obreros y que se pronuncien en favor de una mayor apertura en la regulación del trabajo.
Algunos extremistas como el maestro Alberto Trueba-Urbina lleva la ideología jurídico-socialista a un punto crítico, argumentando que toda vez que el derecho laboral es una rama del derecho social, el mismo debe responder únicamente a la protección de los trabajadores, prácticamente sin regular derecho patronal alguno(1).
Pero hay que preguntarnos, ¿qué nos ha dejado esta visión cien años después de que se instauró en 1917? En primer lugar, según el INEGI, México al año 2020 tiene una tasa de ocupación informal del 56.5%,(2) para mi el mensaje de este dato es muy claro, las reglas fiscales y laborales que se han impuesto al mercado no son del agrado y/o utilidad para la mayoría de la población económicamente activa, al contrario, se han vuelto un lastre que empuja a las personas a optar por la opción más extrema, recurrir al libre mercado más salvaje, el capitalismo más burdo y básico de todos, la anarquía que representa optar por la informalidad ocupacional, subsistir al margen del régimen legal.
En segundo lugar, para el 43.5% restante las cosas no son mejores, por ejemplo, México cuenta para 2021 con el tercer salario mínimo más bajo de América Latina(3), por lo que no hay duda de que la sobre regulación y el intervencionismo gubernamental en el trabajo no han hecho más que entorpecer el desarrollo de las condiciones laborales, figuras como el mismo salario mínimo ya no responden a nada más que a un fin político, se ha vuelto una moneda de cambio que se oferta cada 6 años al mejor postor, no se determina bajo criterio y metodología objetiva, sino por el capricho de unos cuantos y según su mejor conveniencia.
Considerando esto, tras 100 años de una visión ininterrumpida de socialismo en las relaciones laborales que al día de hoy no ha hecho más que radicalizarse, el futuro me parece francamente negativo, nunca ha sido mi deseo ser catastrofista pero la realidad es que nos encontramos varados en 1917, la cosa pinta a empeorar todavía más, pues sumado a nuestro trauma local, ahora sin entendimiento de fondo y sin homologar circunstancias parecemos deseosos a implementar cualquier vicio que provenga de una agenda de proteccionismo internacional, disposiciones pensadas y formadas para contextos muy diferentes al de México e impulsadas por organizaciones como la OIT o los países más desarrollados naciones para las cuales es ventajoso que sigamos interrumpiendo nuestro crecimiento bajo estas doctrinas basadas en una falsa lucha de clases, cuando aquellas han disfrutado por décadas las virtudes de un libre mercado laboral.
Si la tendencia de intervencionismo continua como hasta ahora el escenario no pinta nada bien, la sobre regulación precarizará aún más el trabajo, las condiciones laborales serán cada vez peores y la informalidad aumentará, el gran problema de nuestra época se agravará, pues cada vez más personas tendrán que competir por cada vez menos fuentes de trabajo. Es necesario dar una vuelta de 180° a como percibimos el derecho del trabajo en México, aún estamos a tiempo, la tendencia para evitar el colapso del mercado laboral debe ser a la apertura y flexibilización, menos regulación e incluso una reforma constitucional debería ponerse sobre la mesa, resulta absurdo pretender obtener resultados diferente replicando la fórmula que llevamos utilizando ya más de 100 años.
(1) TRUEBA-URBINA ALBERTO, Derecho Social Mexicano, editorial Porrúa, pag. 339, México, 1978.
(2) https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2020/trabajoNal.pdf
(3) https://es.statista.com/estadisticas/1077860/america-latina-salario-minimo-mensual-por-pais/