Por Azucena Serrano
La generación progre está compuesta por todos esos jóvenes y adultos que dicen ser conscientes de los problemas que afectan a nuestra sociedad y te dicen cómo solucionarlos, creen tener la respuesta. Para estos niñatos el racismo, el capitalismo y el patriarcado son los generadores de la pobreza, la injusticia, la violencia y la desigualdad, exigiendo acabar con esas estructuras.
Los progres también se creen moral e intelectualmente superiores y siempre quieren tener la razón, por eso atacan y censuran a todos los que discrepan con ellos. Además, se consideran muy empáticos y sensibles a las dificultades que otros padecen y se la viven victimizando a los grupos sociales que consideran han sufrido, aún cuando esos grupos cometan crímenes e injusticias.
Pero la verdad es que los progres solo son un grupo de hipócritas, realmente ellos no buscan la paz y la justicia, solo quieren imponer su ideología al resto de la sociedad. Y vaya que lo están logrando al contar con el apoyo y financiamiento de instituciones internacionales, de medios de comunicación, de universidades y de los dueños de poderosas empresas trasnacionales.
Son hipócritas porque dicen defender los derechos humanos, pero a través del aborto le quitan el derecho a la vida a los más vulnerables, es decir, a los seres humanos en gestación, dicen promover el empoderamiento femenino, pero cuando una mujer se llena de valor y alza la voz para defender a los que están en el vientre materno, la callan, la insultan y hasta la violentan.
Dicen defender a los grupos históricamente discriminados, pero cuando un negro se hace conservador o una mujer musulmana critica al Islam, entonces los progres los atacan y censuran, se dicen ser inclusivos y por ello quieren que se reconozca el lenguaje “inclusivo”, pero no promueven el sistema de lectura braille para las personas con discapacidad visual; no saben comunicarse con lenguaje de señas para incluir a las personas con discapacidad auditiva y tampoco impulsan la pictografía para los que no saben leer. ¡Pura hipocresía!
Se autoproclaman tolerantes, pero son una generación intolerante. No toleran que alguien piense distinto a ellos y tampoco toleran la crítica, si te atreves a contradecirlos te acusan de promover discurso de odio y hasta puedes perder tu chamba, no importa que tengas una familia que mantener, ellos no se van a compadecer de ti aunque se consideren súper sensibles a los problemas de otros. Les gusta la diversidad y les encanta promoverla, pero cuidado, solo la diversidad de familias, de géneros y de razas, porque la diversidad de pensamiento está prohibida, nadie puede pensar distinto ni tener una opinión diferente a lo que ellos dictan.
Se creen muy pacíficos y están en contra de todo tipo de violencia, pero ellos usan la violencia cuando sus demandas no son escuchadas, si no hay aborto, las feministas queman y rayan todo, hasta la propiedad privada, si un negro comete un crimen y lo detienen por eso, los negros progres se ponen a marchar para que lo liberen y le pegan a todo aquel que no levante el puño en señal de solidaridad, si alguna iglesia se atreve a cuestionar su moral, entonces se lanzan a la calle a incendiar templos, pero eso sí, nunca quemarán mezquitas porque según ellos pertenecen a una religión muy discriminada en el mundo.
Por esa hipocresía el mundo nunca va a cambiar y, al contrario, cada vez la situación empeorará más, porque su radicalización está haciendo que otros grupos se radicalicen. Nunca vamos a solucionar nada si no empezamos por nosotros mismos. Al principio decíamos que ellos creen que el racismo, el capitalismo, el patriarcado y la heteronormatividad son las estructuras que han causado tanto daño a la humanidad, eso es mentira, las injusticias sociales no se producen por esas estructuras, sino por los individuos, somos los individuos los que creamos todas esas injusticias.
Y no importa a qué raza, grupo o clase social pertenezcamos, si uno no se propone a ser una mejor persona y no cultivamos valores buenos, podemos llegar a ser violentos y abusar de nuestra posición para someter a otros. No importa si somos mujer u hombre; blanco o negro; cristiano o musulmán; español o latinoamericano; pobre o rico, eso no importa, mientras uno no cambie y luche por ser una mejor persona, nunca podremos crear una sociedad mejor y más justa. No importa cuántas estructuras cambiemos, si seguimos siendo hipócritas y malos por dentro, la sociedad seguirá igual de injusta. Entonces el camino está en promover los valores que permitan formar individuos buenos y compasivos, no individuos resentidos, violentos e hipócritas.