Lo que la Consulta dejó al descubierto

Por Azucena Serrano

El primero de agosto se realizó la primera consulta popular en México organizada por el INE. Este mecanismo de participación ciudadana fue aprobado a nivel nacional en 2014, con el objetivo de involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones públicas. Sin embargo, en lugar de ser utilizado para eso, el estreno de la consulta sirvió para los fines demagógicos y propagandísticos de Andrés Manuel y Morena. Los mexicanos tomaron nota de esto y, por ello, no acudieron a votar. Sin embargo, al final, no todo fue tan malo, ya que la bajísima participación ciudadana (apenas del 7%) dejó al descubierto varias cosas del régimen, en esta columna te lo contamos.

En primer lugar, y lo más importante, reveló la poca capacidad de movilización que ya tiene Andrés Manuel López Obrador. El poder y la legitimidad de un líder populista radican en dos cosas: en su aprobación popular y en su capacidad de movilizar al pueblo contra el enemigo a quien dice combatir. Si alguno de los dos pilares falla, el poder del líder se debilita. La consulta mostró precisamente que AMLO ya no tiene la misma capacidad para movilizar a sus seguidores en contra de la “mafia del poder” como antaño, por tanto, se deja al descubierto el desgaste y debilitamiento de su liderazgo.

En segundo lugar, la baja participación en la consulta también desveló que los ciudadanos cada vez menos se dejan mover por el rencor y la ira que los motivó a votar por AMLO en 2018. En esas elecciones, los mexicanos votaron con el estómago y no con la cabeza. El enojo y la indignación que tenían hacia la corrupción y mal gobierno del PRI y PAN los nubló e hicieron que llevaran al poder a alguien peor que sus predecesores. Sin embargo, parece ser que esos ánimos ya están cambiando, los ciudadanos están despertando de ese aletargamiento en el que estaban y ya no dejan tan fácilmente que el disgusto hacia el pasado los haga actuar de manera irracional. Sin embargo, esperemos que estos ánimos se mantengan para el referéndum que se viene, donde se votará si López Obrador sigue en la presidencia o la deja. Lo mejor para ese referéndum es abstenerse y no dejarnos guiar por el enojo. Es necesario actuar de manera prudente y no caer en el juego de AMLO.

En tercer lugar, la no asistencia a la consulta dejó al descubierto que la gente ya quiere resultados y no discursos. Aunque nos cueste decirlo, debemos reconocer que, pese al desgaste de su liderazgo y su mal gobierno, Andrés Manuel sigue siendo querido por muchos mexicanos. Eso se refleja en las altas tasas de aprobación presidencial (alrededor del 60%). Sin embargo, la consulta mostró que eso también tiene límites, si no quiere seguir perdiendo legitimidad y aprobación ciudadana, su discurso debe acompañarse de resultados, pues de otra manera, los mexicanos que lo apoyan lo van a ir abandonando como lo hicieron en la consulta.

Finalmente, la consulta nos dio un rayito de luz para creer en la derrota de Morena en 2024 y mandar, de una vez y para siempre, muy lejos de México al populismo de izquierda.  En efecto, la baja asistencia a la consulta nos brinda esperanzas para poder vencer al partido de AMLO en las urnas. Sin embargo, la oposición no debe entender esto como una victoria asegurada, y mucho menos debe confiarse. La competencia va a ser muy difícil y reñida, AMLO y Morena no se van a dejar. Por ello, la oposición debe mantenerse unida, proponer a un buen candidato (la mejor carta de presentación que tengan), diseñar una campaña estratégica y crear un discurso que no sólo critique el gobierno de AMLO, sino que proponga soluciones y alternativas a los problemas del país. Si hacen esto, existen posibilidades de ganar las elecciones en 2024, de lo contrario, nos esperan seis años más de socialismo.

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