Por Abraham I. Garza
En un estudio en 2004, se analizaron 16 casos de la extrofia vesical, una patología que causa una grave malformación de la vejiga y los genitales mayoritariamente masculinos, los que investigaron dichos casos fueron de William G. Reiner, un urólogo pediátrico y psiquiatra infantil y John Gearhart, que se desempeñaba como profesor de urología pediátrica, ambos hicieron un seguimiento de la identidad sexual de estos niños.
A 14 de estos niños, lamentablemente se les asigno el sexo femenino al nacer, por lo que fueron sometidos a operaciones con la finalidad de crearles genitales femeninos y no solo eso, sino que fueron criados como niñas por sus padres.
De los 14 casos, 8 se declararon varones a una edad temprana, a pesar de las operaciones y toda la educación (adoctrinamiento), y al final solo serían 5 niños que mantendrían su identidad “femenina”, a la edad de 12 años, habiendo el caso de solo uno que se negó a declarar.
Es interesante que no tengamos más datos ya que es muy probable de los cinco casos, al llegar a la pubertad, estos niños hayan experimentado cambios propios de su naturaleza y que evidenciaron su masculinidad y muy probablemente hayan rechazado la identidad femenina que se les impuso. Pero lo más relevante es que la mayoría a pesar de todo el adoctrinamiento y las intervenciones quirúrgicas siguieron firmes en su naturaleza masculina.
Aquí se ve refutada por la ciencia aquella famosa frase de la pedófila y activista comunista Simone de Beauvoir “no se nace mujer, se llega a serlo”, y debemos hacer conciencia del terrible daño que se les ha hecho a los niños que con el fin de seguir la agenda política de la dictadura del género, hoy en día se promueva abiertamente la mutilación y la hormonización de los niños.
Debemos entender que el género no es algo arbitrario, no es algo que se ha impuesto socialmente sino todo lo contrario, la cultura está intrínsecamente ligada a la naturaleza y la realidad biológica, porque vale la pena resaltar que los niños en su momento criados como niñas, se han visto sumidos en todo tipo de traumas interiores y debido a que se han inventado el concepto de “identidad de género”, muchos han sido fatalmente afectados, te invito a leer en este mismo blog “el terrible experimento del Dr. Money”, para dar más luz acerca de este tipo de nefastos experimentos, tanto que hasta Mengele quedaría horrorizado.
Esto no significa que dejemos de tener compasión con las personas transexuales, ellos son realmente las víctimas de todo este asunto, es por eso que debemos exponer la verdad tanto de los daños físicos, como de los problemas en el hígado, el corazón, la deformación de la mandíbula y en general todo el daño emocional que la ideología de género les ha causado, desde la drogadicción, el alcoholismo, la depresión y lamentablemente hasta el suicidio.
Los psiquiatras Mayer y McHugh afirman “la definición científica del sexo biológico es clara, binaria y estable para la mayoría de los seres humanos y refleja una realidad biológica”.
En una investigación, el autor Pablo Muñoz del muy recomendable libro “Atrapado en el cuerpo equivocado”, documentó un caso de un joven transexual, es decir un hombre que se siente mujer, comenta que mantiene relaciones casuales con jóvenes que se encontraba en bares y discotecas y que dichos individuos no se daban cuenta que era “trans”, debido al tratamiento hormonal temprano y las operaciones con un buen tiempo anticipado, y cuando se le pregunto la razón de tales actos, comento que “Y bueno, soy hombre y el deseo sexual no lo puedo apagar”, esto debería al menos ponernos a pensar que el sexo es algo biológico, no es un concepto que solo depende de la cultura o incluso de los genitales solamente, ya que a pesar de que con el paso del tiempo se han podido construir cada vez genitales más realistas, estos solo terminan siendo un accesorio, ya que los problemas tanto mentales como físicos siguen siendo los mismos.